Monasterio de Santa María de Alcobaça
Fue fundado en 1153 por órdenes de D. Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, para cumplir un voto que había realizado a San Bernardo tras recuperar Santarém de manos moras en el año 1147. Tras su construcción, el rey confió tanto el monasterio como varias tierras de cultivo de sus alrededores a los monjes del Císter.
Su construcción se erigió en el año 1178, pero los monjes no fueron instalados hasta 1223, cuando el monasterio ya se había convertido en uno de los más ricos y poderosos de Portugal. Se cree que en aquella época en el monasterio vivían 999 monjes, que celebraban misas por turnos, sin interrupción.
Del monasterio destacan la iglesia, con las tumbas de Dom Pedro y Dona Inés; la cocina, el refectorio, el Claustro do Silencio, y la Sala dos Reis.
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La iglesia Constituye el primer ejemplar gótico portugués. Casi toda su fachada fue modificada en los siglos XVII y XVIII, salvo el pórtico principal y el rosetón, que conservaron su diseño original.
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El Refectorio es una gran sala bóveda ojival. Una escalera labrada en el interior del muro y rematada con una bonita columna conduce al púlpito del lector. Frente a la puerta hay un lavavo con una fuente del siglo XVII.
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El Claustro del Silencio seduce por la sencillez de sus líneas, fue edificado a principios del siglo XIV.
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La Sala dos Reis data del siglo XVII y está adornada con azulejos que relatan la fundación del monasterio y estatuas que representan a los reyes, realizadas por los propios monjes.